miércoles, 12 de octubre de 2011

11. Diata 2.

     Una vez de que sacaron a Iyiring de Ishmail’s, consiguieron que un diablillo lo llevara al hospital (Por cierta suma de dinero, claro está). Si una persona, viva, hubiese sufrido del mismo golpe del que sufrió Iyiring, probablemente habría muerto en unos pocos minutos, pero como ya he dicho antes los diablillos son mucho más resistentes que nosotros. Iyiring se recuperó completamente después de unos días.  
     Después de la pelea fui acosado con preguntas respecto a aquella diata y sus motivos, que por qué me odiaba y cosas así. Aunque era un secreto que había guardado por ya bastantes años, decidí confesarlo, y como ya lo saben todos quienes me conocen, por qué no escribirlo aquí:
     Es bastante simple. Yo mismo fui uno de los científicos participantes en el proyecto de la mezcla de ADN que les conté antes. Aquel tema, el de combinar distintas especies, siempre había sido un sueño inalcanzable para los científicos en la tierra, y cada año llegaban y llegan más y más al limbo. No hizo falta mucho tiempo para darnos cuenta de que aquí, con tiempo prácticamente infinito, seriamos capaces de resolver los misterios de la ciencia. Al principio lo vimos difícil, considerando que las leyes de aquí eran diferentes a las de allá, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que en realidad habían pocas diferencias. Por ejemplo, las llamadas antorchas infinitas en realidad resultaron ser alimentadas por un flujo de fuego desde el piso inferior. Ahora, nadie sabe si aquel fuego es infinito o no, pero los científicos asumen que no y todo el resto de las personas que sí.
     Supe que allá arriba se habían creado quimeras; combinaciones de dos especies parecidas, pero con medios digamos que naturales. Seguro,  era por fecundación artificial, pero era por fecundación al fin y al cabo, además de que solo permitía juntar especies similares: Leones con tigres, camellos con llamas, burros con caballos, etc. Pero nosotros queríamos mezclar especies mediante la simple mezcla o modificación del ADN, que luego sería implantado y actuaria igual que un virus, modificando el funcionamiento de las células del organismo. Queríamos de esta manera poder mezclar especies totalmente diferente al modificar solo algunos cuantos cromosomas, pero manteniendo el numero original. Sería como si la especie mutara.
    Funciono.
    Y una vez que nos percatamos de que fue posible completar nuestro plan, decidimos darle un uso práctico: Revelarnos contra el régimen del diablo e imponer el nuestro. ¿Cómo hacerlo? Robándoles el poder a los diablillos. Encontramos una especie de bodega abandonada en R4, perfecta para realizar nuestros experimentos a una mayor escala y de manera secreta. A nadie jamás se le ocurriría buscar en un lugar tan obvio, además de ignorado.
    El resto de la historia ya la conocen. Las diatas se convirtieron en marginados sociales, nadie las quería ni parecía recordar que alguna vez habían sido diablillos comunes y corrientes. Cabe destacar también, que una diata tiene una capacidad mental considerablemente inferior a la de un diablillo normal. No pueden comunicarse demasiado y no poseen ciertas capacidades como es la motricidad fina tanto en sus manos como en sus pies, simplemente al casi no poseer extremidades. Cuando encontraron nuestro laboratorio nos persiguieron. Algunos de mis compañeros fueron de hecho enviados a juicio, demandados por las diatas, y terminaron pagando condena en algún otro circulo, pero con el tiempo todos se dieron cuenta de lo estúpidas que eran, y ya no les hicieron más caso. Entonces decidieron simplemente buscar a los científicos para torturarlos, lo que las termino metiendo en problemas a ellas mismas, y poco a poco se fueron eliminando, asesinadas o encarceladas. Todavía quedan algunas dando vueltas, pero ya deben ser bastante pocas.
   -Te llevare a “apostar”, aunque en realidad iras a jugar como se juega cualquier juego de estrategia, y te enseñare a ganar. – Le dije yo a Nacho. – Así entrenaras tu ingenio, y espero que te sirva.
   -Oye, era mi idea entrenarlo. – Se quejó Lisa.
   -Entonces propón algo mejor. – Dije. Lisa sabía muy bien que no habría nada mejor. – O ven con nosotros, si quieres.
   -¿Ir con ustedes? Como si pudiese perder mi tiempo con esas cosas. – Dijo Lisa con tono arrogante. Se dio media vuelta y camino hacia el bar. Sé que si quería ir, pero ella tiene su orgullo.
   -Entonces Nacho, vámonos. Solo te quedan… 19 horas. Hay que apurarse. – Trate de animar a Nacho.
   -Supongo que está bien. Vamos. – Dijo él.
   -Te llevare a la Casa del Sol Naciente.

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