martes, 4 de octubre de 2011

8. Musica y Champotes.


     Yo no contaba con la velocidad de Nacho. Cuando salí del lugar él ya estaba dando la vuelta a la esquina. Esprinte lo más rápido que pude, pero cuando yo doble hacia donde él se había ido, había desaparecido. Recorrí unas cuadras más pero no lo encontré. En ese momento pensé que ya no lo vería de nuevo. Ósea, lo vería en unas horas más en la tele, pero no lo vería mas en persona. Volví a Ishmail’s por si acaso él había ido allí buscando ayuda, pero fue en vano. Decepcionado, me fui a mi casa.
    Era una pena, me caía bien. Además de que ir de profesor es algo que me gusta, pero bueno, no sería el último que llegue al infierno.
    Pero esa no fue la última vez que lo vi. Unas horas más tarde, Nacho llego al bar, que estaba casi vacío, en el solo estaban el dueño del local y Lisa, sentada leyendo en algún rincón. Ishmail’s por cierto, nunca cierra. En el infierno no hay día ni noche y tampoco hay sueño, asique no hay razón para que cierre nunca puesto que Ishmail no tiene nada más que hacer. Cuando Nacho entro él se encontraba cantando un mix de los ochentas detrás de la barra. Nuestro hombre se sentó en una silla cualquiera. Según cuentan, llego con los ojos rojos y la mirada vacía y parecía estar hundido muy profundo en sus pensamientos.
   -What’s love got to do with it, got to do with it? – Cantaba Ishmail.
   -What’s love, but a second hand emotion? – Cantaron al unisono Nacho e Ishmail. Este se sorprendió bastante, al parecer había encontrado a alguien con su mismo gusto musical.
   -What’s love got to do with it, got to do with it, who needs a heart when a heart can be broken? – Terminaron ambos de cantar el coro. Después de esa canción le siguieron canciones de Village People, Rick Astley, Michael Jackson, ABBA, Queen e incluso canciones más actuales como de Lady Gaga y Shakira y no había canción que uno supiera que el otro no.
   -¿Tu moriste hace poco tiempo? – Pregunto Nacho, asumiendo que tenía que haber conocido esas canciones antes de morir.
   -¡Oh, no! Yo llevo aquí unos doscientos años, sino pregúntale a Lisa.
   -193 años llevas acá. – Dijo ella desde su rincón. Hace un rato que el dúo recién formado la había distraído de su lectura.
   -¿Y entonces como es que conoces todas esas canciones? – Curioseo Nacho.
   -Y aquí viene otra vez… - Dijo Lisa con una sonrisa maligna en la cara.
   -O eso es una larga historia, ¿Quieres escucharla? Te la contare. – Dijo Ishmail, sin esperar respuesta a su pregunta. Le encanta contar sus anécdotas, y tienden a ser largas.
     Ishmail comenzó a relatar. Al hacerlo gesticulaba y actuaba mucho, digamos que era bastante bueno contando historias:
     “Hace como treinta años había un lugarcillo llamado “Don Diablo”, justo al frente del mío, que era mi más odiado rival. Hubo un punto en que casi me lleva a la banca rota, pero logre mantenerme por suerte (Y con alguna que otra ayuda de algún amigo). En ese restorán servían unos panqueques tan buenos que lo tengo que admitir. Eran exquisitos y cautivaron a toda mi clientela. Necesitaba un destello de genialidad para poder crear algo que pudiera traerla devuelta. Hubo algunos intentos fallidos de una torta de chocolate triple, o de puro manjar, pero resultaron demasiado empalagosas. Tristemente, yo era pésimo cocinero, así que decidí buscar inspiración en la tierra.”
   -O sea, ¿Hacer trampa? – Dijo Nacho.
   -No, se llama saber ocupar todos los recursos. – Se justificó el cantinero.
   “Entonces soborne a un diablillo para que me llevara al piso de arriba.”
   -¿Piso de arriba? – Aquello era algo que Nacho no conocía todavía.
   -¿No lo conoces? Te explicare – Aprovecho Ishmail para alargar más su historia.
   -¡Y otra vez mas! – Dijo Lisa desde su rincón.
   “Cuando alguien muere y viene al infierno, llega por el piso de arriba a través de un portal que cruza la dimensión espiritual, conectando la zona de los vivos con la de los muertos. A la salida del portal los espera un diablillo guardia, que los lleva hasta el lugar correspondiente. Al piso de arriba solo se puede acceder volando, por lo tanto la entrada es exclusiva a los diablillos, pero siendo el dinero lo más importante para uno de ellos no es nada difícil sobornarlos para que te lleven.
    En el techo de la sección del piso de arriba que queda exactamente sobre el centro de la ciudad constantemente se abren portales que conectan con todas partes del mundo. Si alguien que está a punto de morir es resucitado, el portal se comprime como un resorte, temporalmente uniendo ambas dimensiones. Si es que justo en el instante en que esto ocurre hay alguien parado bajo el portal, entonces es arrastrado de vuelta a la tierra. Obviamente la resucitación, aunque no es tan poco común, si es un hecho bastante aislado, y hay bastante poca posibilidad de que des con el portal correcto en el momento correcto. Normalmente la gente intenta aumentar sus posibilidades apuntando un ventilador hacia el portal que tratan de ingresar, esperando que por casualidad alguien esté a punto de morir asfixiado. Esto aumenta las posibilidades en un pequeño porcentaje, pero normalmente solo causan una brisa fría y misteriosa al momento de morir alguna persona.
    Si uno de verdad logra volver a la tierra, no es capaz de tocar ni interactuar con nada. Uno puede atravesar paredes y volar, pero no puede tocar objetos ni hablar, aunque uno puede comunicarse con las personas, pero solo metiéndose dentro de sus mentes, lo que trae la triste consecuencia de tener que escuchar todos los pensamientos de esa persona. Estos factores normalmente llevan a los espíritus que salieron del infierno a querer volver a entrar, considerando que el limbo en que vivimos es de hecho un lugar bastante agradable. La única manera de volver es estando dentro de la mente de alguien que va al infierno.”
   -Pero todo eso, ¿no es ilegal aquí? – Pregunto Nacho. Estaba bastante interesado en la historia.
   -Pues no. No hay muchas leyes por aquí pero en realidad uno no tiene tampoco mucho poder. Los diablillos son mucho más fuertes y poderosos que nosotros. – Respondió Ishmail. – Consideran que ser un alma en pena en la tierra es de hecho peor que estar en limbo, así que les da lo mismo. Pero déjame seguir.
   “Pues deje a  Agi [Ahora me doy cuenta de que no le había dicho mi nombre a Nacho todavía en aquel momento], aquel tipo que estuvo contigo antes, a cargo del bar, soborne a un diablillo guardia y subí al piso de arriba. Todos me habían metido miedo con sus historias sobre lo horrible que era estar allá arriba, y sobre que en realidad era casi imposible, pero yo fui y me puse debajo del primer portal que vi, y me absorbió. Sí, no te miento, el primer portal que intente fue el que me absorbió. Tuve bastante suerte. Llegue como el 1980 o 1981. Era la época de la guerra fría, pero más que eso, la época disco. Pude haber intentado buscar el mejor postre y tratar de volver lo más rápido posible, pero aquella época simplemente me encanto. ABBA, Queen, todas esas canciones que cantamos antes eran simplemente demasiado buenas. Me quede casi 10 años o quizás más. Era un espíritu en pena que disfrutaba en primera fila de los mejores conciertos. Durante ese tiempo descubrí un alfajor doble llamado Panchote, me pareció buena la idea, pero lo renombre Champote, para no ser tan copión. Pero aun con este alfajor, que me parecía suficiente como para ganarle a Don Diablo, decidí quedarme en la tierra. Recorrí todos los continentes, asuste gente inocente, conocí a mis descendientes y muchas cosas más. Fue una de mis mejores épocas.
    Pero como 10 años después de haber llegado, me encontré de casualidad con otra alma en pena, alguien quien yo conocía personalmente, y solía frecuentar mi cantina. En ese momento me volvieron  remordimientos con  los que ya había tenido que luchar varias veces durante mi estadía en la tierra. Le pregunte sobre Ishmail’s y Don Diablo. Me conto que Don Diablo ya no existía. No sabía si había quebrado o se había movido o si simplemente el dueño lo había dejado, pero en su lugar ahora había una tienda de tatuajes (que ya cerro por cierto, ahora esta vacío). Agi había hecho un buen trabajo, pero rotaba normalmente con otra gente. Mi bar iba bien, pero ya no era mi bar. Tenía que volver, y tenía que volver bien e introducir el Champote.
    Para volver, mucha gente decide meterse dentro de la cabeza de alguien y comenzar a decirles que se maten hasta que finalmente lo hacen para terminar con el tormento. Yo no estaba dispuesto a hacer algo como eso, asique me puse a pensar en donde encontraría la mayor cantidad de muertes. Pero no tuve que pensar mucho, me di cuenta que había un grupo de gente observando a alguien que estaba parado en el borde del techo de un edificio, a punto de saltar. Era mi oportunidad. Volé lo más rápido que pude y me metí en su cuerpo cuando él ya estaba cayendo. Ni siquiera tuve tiempo de oír sus pensamientos. Al llegar devuelta al infierno el guardia me reprocho, pero no fue muy largo, puesto que tenía que ocuparse del recién suicidado. Los suicidas siempre van al infierno, sean creyentes o no,  y conforman prácticamente el total de los condenados que no son ateos, pero también la mayoría de los suicidas son ateos, asique es un grupo bastante pequeño.”
   -Bueno, eso explica bastante, ¿pero como es que conoces canciones más actuales? – Pregunto Nacho.
   -Ah, es que hay un tipo que creo una especie de conexión clandestina entre la tierra y el infierno, que deja pasar ondas de radio. Así consigue sintonizar algunas estaciones y se creó un negocio bastante exitoso, aunque ilegal. – Conto Ishmail. – Somos bastante buenos amigos, a veces viene aquí con una radio que trae escondida y así es como escucho las canciones más recientes, además de las clásicas.
   -Y… no hubiese sido esa una explicación suficiente a la pregunta de “¿cómo es que conoces canciones de la tierra?”
   -Pshhhh… pero, pero, no, no, eso no hubiese explicado nada. – Tartamudeo el ochentero. – Bueno tú, ¿qué planeas hacer ahora? Te quedan solo como 20 horas. – Dijo el para cambiar de tema.
  -Eh, tu. Ven acá. – Llamo Lisa a Nacho. – Tenemos que resolver tu desafío.
   Ahora retomo la narración yo. Nacho caminó indeciso hasta la mesa en donde estaba sentada Lisa, quien estaba lista para decirle lo que había pensado y para ganar la apuesta.

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