sábado, 1 de octubre de 2011

6. Lección.

Nacho salió de Ishmail’s. Quería poder estar tranquilo un rato para darse verdadera cuenta de su situación. Dos minutos más tarde regresó
    -Esto, eeeeh…, es raro. Que-que, ¿Adónde voy? – Tartamudeo Nacho.
    -Mira.-Dije – Intentare explicarte. Salgamos de aquí.
     Camine con Nacho en dirección al centro, en donde se encuentra la oficina de gobierno, la Biblioteca del Infierno, La Corte del Juicio Final, Las Puertas al Infierno, el Infrateatro, la Arena Inferno, etc. En este último nuestro hombre tendría que enfrentar a la muerte. Le quedaban 23 horas en aquel momento. Mientras caminábamos le empecé a explicar algunas cosas.
     -Moriste. Estas muerto y dentro del Infierno. En el limbo más específicamente. – Comencé – Sé que debe ser bastante difícil entenderlo por ahora. Hace solo algunas horas negabas rotundamente la existencia de este lugar, ¿no? Lamentablemente, el Infierno es real. Yo pase por lo mismo, créeme. Es difícil, bastante difícil, y por eso es que te estoy ayudando en lo que pueda.
      Le conté como eran las cosas dentro de nuestro mundo. Existe un Cielo y un Infierno, que ocupan dimensiones espirituales arriba y debajo de la superficie de la tierra respectivamente. Si alabas a dios vas al Cielo y si no, al Infierno, es bastante simple. Normalmente se toma como definitivo lo escrito en algunos libros. Además de la Biblia, que fue escrita por humanos y rige sobre la tierra, hay libros sobre el Cielo, el Infierno y Oristo. Este último siendo el más enigmático de todos.
    -¿Oristo? – Pregunto Nacho. Obviamente nunca había oído hablar de él antes.
    -Sí, Oristo. Si quieres puedo contarte un poco sobre ese lugar. Responderá a muchas preguntas, las más difíciles que imaginas, probablemente, pero también formulara muchas más. ¿Te cuento?
    -Umm… si – Vacilo el joven, algo bastante habitual en él.
    -Muy bien. Oristo es el mundo real.
     Y así comenzó la lección. Le explique lo básico sobre el lugar, lo más fácil de entender. Le conté que Oristo queda más allá de los límites del universo que conocemos, en todas las direcciones. Es un mundo muchísimo mayor al nuestro, tanto que nuestro universo entero cabria dentro de una cascara de una de sus nueces. Está habitado por seres compuestos de energía y cationes de hidrogeno, que nosotros comúnmente llamamos dioses u oristianos. La energía que los forma tiene muchos nombres; fuerza vital, chakra, prana, ki, chi, etc. Al estar formados de este “material” tienen habilidades infinitas. Pueden hacer exactamente todo lo que puedan imaginar y además no sufren de hambre, sed ni cansancio ni tampoco envejecen. La energía la generan ellos mismos al meditar. Un oristiano no es inmortal, pero en teoría puede vivir para siempre. (Aunque considerarlos vivos no sería correcto realmente).
    -¿Y cómo se matan? – Interrumpió Nacho de manera curiosa.
    -Bueno, simplemente no lo sé. Nadie lo sabe, al menos nadie que yo conozca. Déjame continuar.
     Se supone que los oristianos viven en un lugar amplio compuesto originalmente solo por energía y algunas partículas sueltas: Electrones, neutrones, neutrinos, hidrogeno y alguna que otra más. Su espacio seria infinito en todas las direcciones, y los habitantes del lugar serían capaces de moverse entre infinitas dimensiones espaciales, no solo las 3 que tenemos nosotros. Se comunican a través de una especie de telepatía, y no ocupan ningún lenguaje sino que simplemente se transmiten sus ideas y mensajes limpiamente sin ninguna especie de barrera, como es el lenguaje. Al tener tanto tiempo, espacio y habilidades, crearon miles de tipos de artes distintos, y no los artes que conocemos nosotros, sino que artes muy sofisticados que nadie en  el Cielo, la Tierra o el Infierno puede hacer, o incluso imaginar. Uno de esos artes, es el de crear universos.
      Algo dentro del cerebro de Nacho hizo click en ese momento, en pocas horas el universo había dado un giro radical para él.
     -Todo eso, ¿Es verdad? –Tuvo que cuestionarlo.
     -Eh, por aquí es reconocido como verdad universal, está escrito en los libros que hay en la Biblioteca – Apunte hacia donde se encontraba aquel edificio, solo dos cuadras más adelante.
       Nacho camino como zombi, o como sonámbulo, o como iluminado, o como niño pequeño que ve el mundo por primera vez, en realidad es bastante difícil definirlo, en dirección a la Biblioteca del Infierno. Sabía que no había ningún caso en intentar llevarlo en otra dirección, así que partí caminando detrás de él.

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